8 de julio, 2015. El Centro de Investigación y para América Central de Derechos Humanos (CIPAC) recriminó esta semana a la dirigencia de la Iglesia Católica costarricense por los comentarios profundamente homófobos y con una clara incitación a la discriminación y al odio, que han realizado de manera pública sus funcionarios en los últimos días.

El caso más evidente parece ser el de Álvaro Orozco Carballo, quien se presenta a sí mismo como asesor jurídico de la Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal costarricense y que ha arremetido en reiteradas ocasiones contra todos los temas de derechos humanos que se tratan en el país.

Las críticas del abogado parecieron acrecentarse en las últimas semanas motivadas por el odio hacia la lucha LGBT, solicitándole a la Defensora de los Habitantes, Monserrat Solano Carboni, que no “se prestara” para ser la “marica l” (sic.) en referencia a los mariscales de la Marcha de la Diversidad del domingo 28 de junio anterior, asegurando que el apoyo a la igualdad “degrada” los fundamentos de la institución.

Pero no se queda aquí, ya que el funcionario exigió también “la destitución” de “todo funcionario público que participe como ‘marica l’ de un movimiento al que calificó como “marcha antivida y familia”, asegurando que este apoyo a la igualdad real de derechos para toda la ciudadanía es un “acto de incumplimiento grave de deberes y una traición inconstitucional”.

Orozco además, acusó al movimiento LGBT de funcionar como una “mafia gay” culpable de plantear un supuesto “montaje” en torno a las acusaciones de abuso sexual que cayeron sobre el exdiputado cristiano, Justo Orozco Álvarez la semana anterior. (COMENTARIOS ADJUNTOS EN FOTOGRAFÍAS).

Para CIPAC esto ya es un abuso de parte de una institución que parece olvidar que la base de su prédica es el amor al prójimo. Así lo expresó la Directora del Centro, Daria Suárez, al referirse al tema.

“El amor y respeto por el prójimo es la base del pensamiento religioso de una gran mayoría de población a nivel mundial (sin limitarse a la religión católica) y las manifestaciones  homofóbicas de representantes de iglesias o de cualquiera otra  institución atentan directamente contra estas posiciones ideológicas.

Hacemos un llamado a la población general para que se informe correctamente y no se debe llenar de odios y resentimientos  basándose en mentiras y  reacciones de grupos de se asustaron ante la fuerza de la manifestación pública reciente”.

Suárez además aseguró que en ningún momento durante las celebraciones de la Diversidad del mes de junio en Costa Rica, se irrespetó ninguna creencia religiosa, por lo tanto, no es justificado recibir de vuelta una ofensa de este tipo.

“Un aspecto sumamente importante a aclarar es que las imágenes que están circulando  de un cristo crucificado con banderas de la Diversidad y similares no son de nuestro país y promover el odio o avivar resentimientos ideológicos basándose en información falsa o tergiversada es irresponsable e irrespetuoso”.

El jefe de la Unidad Política de CIPAC, Francisco Madrigal, recordó además que incitar al odio es, dentro de las concepciones cristianas, un pecado muy fuerte e hizo un llamado fuerte a que se respete a toda la población de este país y se acaben este tipo de comentarios.

“Es difícil entender como en el siglo XXI una persona Cristiana viva su espiritualidad con tanto odio y egoísmo, si vivieran realmente las enseñanzas cristianas estarían pregonando el amor al prójimo y ayudando a los desvalidos.  Pero en fin, esto nos reafirma constantemente la necesidad, tanto desde la espiritualidad como desde los derechos humanos, del respeto a las otras personas por diferentes que parezcan.

La espiritualidad así como el respeto a los derechos humanos no son posiciones antagónicas, por ejemplo, la discriminación hacia la mujer o la esclavitud que claramente están contenidas en las escrituras cristianas, han sido superadas por el tiempo y aunque la biblia no ha sido re-escrita, los cristianos claramente luchan contra la discriminación en estos casos.  Es importante señalar que aquellos cristianos que promueven el odio y la discriminación podrían estar cayendo en un pecado más grave o una injusticia, como quiera verse, que es el hacerle la vida miserable a otro ser humano”, agregó Madrigal.

CIPAC espera una disculpa de parte de la Conferencia Episcopal por las declaraciones de su funcionario y a la vez el cese inmediato de sus posiciones de odio contra la población sexualmente diversa, no para complacer a la organización, sino como una muestra de respeto hacia nuestra cultura de paz.

 

 

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