10 de julio, 2014. Eran los años ochenta y a pesar de que el  mundo daba giros importantes hacia el reconocimiento de derechos y libertades  sociales con el fin de la Guerra Fría, en este pequeño país centroamericano se  vivía con miedos y limitaciones, las constantes amenazas de la invasión militar  de nuestros vecinos, la pobreza y la escasez de alimentos ponían a los  costarricenses en una zozobra política y económica. Y lo peor llegó,  efectivamente fuimos invadidos, pero no por los grupos armados del norte,  fuimos invadidos por la ignorancia y el miedo.

Durante casi dos décadas, las patrullas en  las calles de San José y en ciertos bares como La Torre, Los Cucharones,  Julian´s y La Avispa, era cuestión de todos los días, las travestis corrían por  las cercanías de la Clínica Bíblica evitando ser llevadas a la delegación,  sobre todo, evitando que les quitaran el dinero que pudieron haber cobrado por  sus servicios, los gais y lesbianas dentro de los bares, bajo la amenaza de la  policía formaban pequeños grupos protegiéndose unos a otros mientras la requisa  con tocamientos indebidos y golpes, volvían a ser el pan de todos los días.

Aunque esta era una nueva forma de represión  masiva en Costa Rica, ya en ciudades como Nueva York había sucedido una  persecución parecida en los sesenta, llegando al límite en 1969, cuando en un  concurrido bar neoyorquino llamado Stone Wall, la policía haciendo uso de la  fuerza, trató de desplazar a su clientela, esta cansada de ser objeto constante  de represión, se lanzó a la calle acompañada por vecinos, amigos y familiares  diciendo a unísono ¡basta ya!
Costa Rica también vio una explosión de  grupos y organizaciones, así fue como la Asociación Nacional de Lucha Contra el  Sida -Ilpes-, el Colectivo Gay Universitario, Las Entendidas, el Movimiento 5  de Abril, la Asociación Triángulo Rosa, entre otras, comenzaron a marcar la  diferencia entre la clandestinidad y la visualización.

La Asociación Triángulo Rosa, aunque nació a  principios de los noventa, fue hasta 1995 que le concedieron la personería  jurídica, quedando como la primera organización legalmente constituida y fue la  organizadora en 1998 de la Primera Conferencia Centroamericana de Gais y  Lesbianas, por su parte las lesbianas ya habían realizado el Encuentro  Internacional a principios de los noventa, ambas actividades desataron una  serie de manifestaciones de políticos y religiosos que llevó, desde vigilar a  las mujeres “poco femeninas” que entraran al país, hasta perseguir con piedras  y palos a quienes se percibieran como “sospechosos” de participar en los  eventos.

El Centro de Investigación y Promoción para  América Central de Derechos Humanos (CIPAC) es la organización que más cambios  estructurales ha logrado, con sus investigaciones también ha demostrado las  constantes violaciones a los derechos humanos de las poblaciones LGBT dando pie  a avances significativos como el Decreto Ejecutivo del Día Nacional Contra la  Homofobia en el 2008, también las declaraciones de no discriminación en todas  las universidades públicas del país y el avance con lineamientos, manuales y  otras herramientas de protección en instituciones como el MEP, la CCSS, el  CNPJ, el IAFA, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo, entre otros.

Esta organización también llevó a cabo los  primeros Festivales de Orgullo en San José entre el 2003 y el 2008 y los  Festivales Interuniversitarios.

Hoy por hoy los avances han sido importantes,  sin embargo, la deuda que tiene el país en materia de reconocimiento de parejas  del mismo sexo y la accesibilidad en diferentes servicios dentro de las  instituciones son necesidades básicas para una población que lucha por lograr  su ciudadanía.